Orgullo y prejuicios: cómo superar las trabas del amor

amor

Si los seres humanos no tuviéramos la capacidad de “amar” creo que no podríamos reconocer la belleza cuando se presenta ante nosotr@s una tarde por casualidad.

El amor es lo importante… Se lo dije a alguien hace mucho tiempo, ya no recuerdo quién era aquella persona, pasó el tiempo, discurrió la vida de cada cual, pero el amor, hoy, continúa siendo lo importante.

El tiempo no lo desmerece, ni lo desvirtúa de su esencia originaria.

“Tiene usted la audacia de los tímidos”  Katherine Pancol

Es por eso que hay que saber reconocer las trabas que lo impiden, orgullo, prejuicios, mecanismos mentales altamente tóxicos que cohabitan en nosotras, inseguridades, incertidumbres, miedo a todo lo que simboliza y significa amar. Mas nada certero hay que saberse amada y sin embargo, nada más lejos de no tener el poder de retener el amor que se va.

Hablo de amor…La convivencia es otra cosa…te permite vislumbrar un horizonte más o menos predecible, pero hoy en estas letras, yo hablo de “amar”.

¿Cómo superar esas trabas para el amor?

Una puede amarse a sí misma más que a nadie, una puede a mar su vida en una ciudad, en un pequeño pueblo a las afueras de una gran urbe, una pueda amar lo que hace y con quiénes lo hace, y sí…una también puede amar la ilusión de a quién aún no conoce. Quién puede estremecerse ante la bella, seguro que ha sentido el amor en su piel, ha sentido el placer de contemplar lo amado, y ha escuchado el sonido de amarse…

Amar sobre todo es una ilusión y una actitud frente a un deseo. Ese misterio que nadie sabe descifrar, mientras nos envuelve en una aventura excitante en la que nos arrojamos como a un precipicio. Pero, creo que se puede entrenar el amor, hay que moverse,  sorprender y no dejarse atrapar fácilmente…es el juego de la seducción que tanto nos cautiva, desear y ser deseada, equilibrios en una misma dimensión de intangibles, amar.

“El amor es una actividad, no un afecto pasivo; es un “estar continuado” Erich Fromm

Pero… ¿Qué ocurre cuando somos demasiado orgullosas para reconocer que amamos porque pensamos que esto nos hace vulnerables? ¿Qué pasa cuando somos conscientes de que amamos, pero sentimos el peso de un estilo de vida que nos impide darnos como desearíamos…Amar a pelo, y dejar que pasen las horas? ¿Cuál es el mejor recurso para desarmar un prejuicio que persiste en ti? Desearía tener una fórmula universal para todos los casos posibles, pero no es así.

Al orgullo supongo que hay que darle tiempo y “evidencias” no menos que alguna lección pedagógica, esperar que tome tierra y mostrarle una desnudez genuina de sinceridad no lesiva. Si está profundamente herida su dignidad, será más lento y complejo extraerla de su trinchera de dolor, quizás decepción…Pero nada hay más grande que el arrepentimiento explícito, su voz, sus letras…sin rodeos ni ambigüedades, como carta de disculpa. Una suerte de expiración.

“Sabe perfectamente que mi opinión no tendría peso alguno en usted, a no ser que respaldara sus deseos…” Jane Austen

 

Con los prejuicios se requiere otro camino para llegar hasta el origen de su concepción. ¿Son propios, o los hemos adaptado del grupo, del entorno en el que nos movemos en nuestras relaciones personales, profesionales, ya casi podríamos decir que “digitales”? A veces provienen de otras experiencias negativas, y se reproducen como asociaciones automáticas, así, casi sin querer.

También puede que de forma inconsciente, vayan calando en nuestros pensamientos diarios, como impactos sugestivos, provocados por terceros, con o sin intención y los acabamos instalando. Todo depende de nuestro sistema de valores, de si esa estructura mental es sólida y no se deja invadir por nuevas formas de prejuicios. Pararse a pensar y abrir un paréntesis de silencio, ayuda.

Antes intentaba señalar la diferencia entre con-vivir con alguien y “amar” a alguien. Pues bien, cuando amas a alguien, no importa por lo que hayáis pasado ya antes…Ni siquiera si pensáis que os habéis distanciado, lo que importa es que seáis “conscientes” de que amáis, pese a esas trabas del amor cuando se presentan.

“No hay distancias cuando se tiene un motivo” Jane Austen

Una mujer adulta sabe cuando ama, esta afirmación es tan certera como una sabiduría legendaria. No, no hay prejuicio poderosamente secesionista al despertar el día…o al caer la noche que pueda separarme de un amor “consciente” y persistente, si es así como lo siento.

La libertad le dijo a la justicia…

“No te amaré menos porqué no desees hacer conmigo la revolución”

La vida siempre se abre camino, con o sin revoluciones ruidosas, silenciosas, discretas…El amor posee sus propias leyes, y discurre en el tiempo en un ecosistema aparte.

Dicen que se siente más fuerte, quién se sabe amada…Dale el día libre a tu orgullo, destierra los prejuicios y pregúntate ¿Cómo te sientes hoy?

Escrito por MF.

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