Los Neurotransmisores importantes para una buena función neurocerebral

Neurotransmisores

¿Qué función desempeñan los neurotransmisores?

Al igual que para todas las demás funciones cerebrales, la transmisión interneuronal depende de neuromediadores, unas proteínas que cumplen con múltiples funciones de conexión sináptica entre las neuronas y se comportan como verdaderas neurohormonas o mensajeras cerebrales. Entre ellos se encuentran los neurotransmisores (NT).

LOS NEUROTRANSMISORES

De la veintena de NT conocidos, los más importantes para una buena función neurocerebral y para la memoria, son la Dopamina, la Noradrenalina, la Acetilcolina y la Serotonina.

Estos NT son esenciales para la transmisión intersináptica (entre las neuronas) del influjo nervioso.

Transforman, en la neurona presináptica, un mensaje bioeléctrico en uno bioquímico para el paso del espacio entre las dos neuronas, y al otro lado, en la neurona postsináptica, pasan a ser de nuevo influjo nervioso, todo eso a la velocidad de un rayo!

Es imprescindible un sutil equilibrio entre catecolaminas o NT de despertar, acción y atención – cuales motor de arranque y acelerador de nuestro SNC – y los NT tranquilizantes como la serotonina y el GABA (ácido gama aminobutírico). De ese equilibrio harmónico depende un estado fisiológico propicio a la buena función cerebral y de la memoria.

En casos de estrés, ansiedad y depresión, con sus inevitables trastornos del sueño, la función neurocerebral y la memoria se alteran y merman sus capacidades…

Los NT necesitan para su función fisiológica de unos cofactores esenciales, como el magnesio, el hierro, el yodo, las vitaminas del grupo B (especialmente B6, B9 y B12), los ácidos grasos omega 6 y 3…

De un aporte nutricional óptimo depende luego una buena función neurocerebral.

Asimismo toda deficiencia micronutricional se repercute en el funcionamiento de nuestro cerebro.

Precursores y aportes nutricionales

En primer lugar, son esenciales los aportes en precursores de NT, en particular la Tirosina para las catecolaminas (Dopamina, Noradrenalina y Adrenalina), el Triptófano para la Serotonina y la Lecitina (Fosfatidilcolina y Fosfatidilserina) para la Acetilcolina.

Además, los aportes nutricionales de magnesio, yodo y hierro son fundamentales para una buena función del SNC.

Las vitaminas del grupo B, los antioxidantes y los ácidos grasos completan el abanico de nutrientes esenciales.

Los procesos de envejecimiento y de degeneración neurocerebral, relacionados o no con la inflamación, son siempre estados de oxidación sistémica por la acción deletérea de los radicales libres (RL), elementos nocivos del estrés oxidativo.

Para luchar contra estos RL, nuestro organismo necesita de varios metabolismos antioxidantes endógenos y de aportes nutricionales, entre los cuales los más importantes son la vitamina C, la vitamina E, los betacarotenos y los demás carotenoides, la coenzima Q10, el magnesio, el zinc, etc.

Al igual que la herrumbre, la oxidación sistémica es sinónimo de fragilidad, inflamación, esclerosis, acidificación, desmineralización y al final, necrosis y muerte celular.

La salud de las membranas celulares, su flexibilidad y permeabilidad, dependen del buen equilibrio de los ácidos grasos omega-6 omega-3, con una ratio idealmente la más cercana posible al 1 (en la población general este cociente se acerca a menudo a 10 o más!).

En la estrategia para una buena función neurocerebral, incluida la memoria, todos estos micronutrientes son esenciales.

  • Entre todos, el magnesio es probablemente el mineral más importante para la función sináptica (almacenamiento y liberación de los NT).
  • Podemos contar también con una Fitoterapia específica para recuperar y mejorar una función cognitiva y/o una memoria deficientes.
  • La planta más indicada es el Gingko biloba que favorece la microcirculación y la función neurocerebral.
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La Fitoterapia una gran aliada

Hay otras plantas con un efecto adaptógeno importante, como la Rodiola, la Centella asiática o Bacopa Monnieri (Gotu Kola, Brahmi), la Withania somnifera, (Ashwaganda), el Ginseng, el Eleuterococo y un largo etc.

Todas ellas tienen un efecto beneficioso sobre los estados de estrés y de agotamiento nervioso (burn-out).

Las plantas ansiolíticas y antidepresivas son asimismo muy útiles y sin los efectos colaterales de los psicofármacos.

Entre ellas, destacan por su eficacia las ansiolíticas, todas ellas indicadas en función de la somatización de la ansiedad: la Melisa (para trastornos digestivos) el Espino blanco (para los cardiovasculares), la Pasiflora, la Valeriana y la Escholtzia (Amapola de California) (para las tensiones y el insomnio).

Entre las antidepresivas están el Hipérico (Hierba de San Juan) y el Azafrán para las depresiones ligeras o moderadas…

Además de la nutrición, de la micronutrición y la fitoterapia, en la estrategia de regulación de los neurotransmisores y luego de la función neurocerebral en su conjunto, incluyendo la memoria, hay que reservar un tiempo, imprescindible, para la gestión del estrés, el trabajo emocional, la actividad física y la práctica de unos hobbies saludables, el descanso y la relajación, siendo al final, la meditación la medicación última…

 

Escrito por Dr. Francesco Borella para dDermis.com. Licenciado en medicina y cirugía por la Universidad de Ginebra, Suiza, formación especializada en acupuntura, homeopatía, fitoterapia, naturopatia y psicoterapia: miembro docente del IEDM.

 

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