¡Liderar mi vida para liderar mi empresa!

Hay tanto por hacer en un solo día que el tiempo parece que corra más rápido de lo normal, como si estuviera jugando al “corre corre, que te pillo”. Y más si tu dedi­cación está dividida entre tu tiempo personal-familiar y tu tiempo profesional-directivo.

En diferente medida, eso seguro, y puede que hasta en di­ferente intensidad, la sensación de ahogamiento y de rapi­dez la hemos experimentado todas/os en alguna ocasión. En esos instantes, en los que te permites detectar esa sensación, se desencadena un intenso diálogo interno su­mergido entre temblorosas preguntas, tales como… ¿Vale la pena seguir? ¿Es que no me merezco ni un segundo? ¿Llegaré algún día a encontrar esa idílica tranquilidad?… Y después aparecen las respuestas, aunque no siempre sean las que una/o quisiera hallar.

No cabe duda de que si queremos liderar efectivamente a otras personas, primero debemos aprender a influir positi­vamente en nuestras propias vidas.

Reconocer cómo pensamos y cómo nos hablamos nos ayudará a identificar en qué momento nos encontramos. Nuestro interior necesita expresarse y tenemos cierta ten­dencia a obviar sus intentos de comunicación. ¡Detente y escúchalo, tiene mucho que decirte! Ese puede ser un buen momento para plantearnos cambios.

Solo tú puedes enfrentarte a ti mismo y, si es necesario, romper antiguas creencias. Entonces ¿estás dispuesta/o a liderar tu vida? Indudablemente este primer paso será un gran paso, pues en cuanto modificas algo en tu manera de ver las cosas todo tiende a recolocarse. La restructura­ción interna tiene un efecto reflejo hacia el exterior, como un espejo. El puro hecho de pasar a la acción, de conec­tar neuronas, escuchar tu vocecita, cuestionar creencias y hallar tu esencia, tu autenticidad, provocará un reflejo ina­preciable pero decisivo en tu entorno, como por ejemplo en la relación con tu empresa.

Si otros pueden, tú también

Influir en el proceso de mejora y liderar tu vida, instigando el liderazgo de tu empresa, es posible. ¿Cómo? ¿Hacien­do qué?… Aplica unas primeras pautas sencillas:

Detente y escucha.

 Cuestiona y revisa tus creencias.

Expresa tus deseos y objetivos (y si puedes, escríbelos).

Sorpréndete, imagina, sueña y reformula las creencias que no te sean afines.

En realidad todos tenemos tendencia a mejorar, aunque hay momentos en que ciertas situaciones adversas que vivimos nos pueden impedir -o así lo creemos- abordar ciertas mejoras en nuestras vidas. Un análisis de estas si­tuaciones nos hace ver que estamos más centrados en lo que no funciona que en las soluciones.

Enfocarnos a las soluciones es el punto de salida para poder liderar nuestra vida, y como consecuencia nuestra empresa.

Escrito por

Xavier Carpintero Coach Profesional & Director de DO_Sinergia

Para dDermis Magazine

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