Estrategia global para los trastornos de la menopausia
La menopausia va desde una molestia, hasta una maldición para algunas mujeres, un paseo para otras, un cambio importante para todas… Eso es lo que representa en general el climaterio, ese profundo cambio biológico y anímico que transforma de un modo a veces insidioso, a veces dramático, la vida de toda mujer.
Sin embargo, mirando también por el otro lado, se observa – aunque con menos énfasis- la misma cosa en el hombre: su andropausia. Él la nota en cuerpo y mente, considerando a veces con ansiedad y desconcierto su barriga (síndrome metabólico), su pérdida muscular (sarcopenia) y la merma de su líbido y de sus facultades cognitivas.
Para la mujer, la menopausia, tampoco se trata de un simple cambio fisiológico. Puede representar una fuente de molestias físicas y de trastornos emocionales, acompañados de insomnio, de ansiedad, y hasta de depresión… Los sofocos frecuentes y a menudo nocturnos, la toma de peso y la retención de líquidos, los trastornos del sueño y la irritabilidad son síntomas comunes.
También se alteran los ritmos biológicos y los demás equilibrios hormonales, como el de la tiroides, con la aparición frecuente de un hipotiroidismo, a veces subclínico.
En su conjunto esos cambios fisiológicos pueden durar meses y a veces hasta años…
La perimenopausia empieza cuando cambia el ritmo de las menstruaciones y termina cuando se instala una definitiva amenorrea.
Entre los efectos colaterales del cambio hormonal y de la disminución fisiológica de los estrógenos que pueden modificar el metabolismo está una frecuente desmineralización (descalcificación) de los huesos, con la consiguiente osteoporosis.
Para evitarlo, es imprescindible el ejercicio, una buena alimentación y un aporte añadido de calcio-magnesio con vitaminas C, D3 + K2, además de colágeno y, si cabe, silicio (cola de caballo, por ejemplo).
Tratamientos de la menopausia en la medicina
La medicina académica suele proponer una terapia hormonal de sustitución (THS), actualmente en entredicho por los posibles riesgos de hiperestrogenismo (impregnación estrogénica), un factor de riesgo, entre otros, cardiovascular y oncogenético.
En medicina integrativa en cambio se suelen utilizar aportes de micronutrientes minerales y vitamínicos, de ácidos grasos omega 3 y 6, de fitoterapia hormonal y de adaptógenos.
En nutrición, como alternativa a la THS, se ha utilizado con frecuencia la soja, fuente de isoflavonas, pero con los mismos inconvenientes de un posible hiperestrogenismo. Se prefiere recetar ahora los lignanos del lino y otras plantas. Es notable que las mujeres extremo-orientales tengan muchos menos problemas que las caucasianas, probablemente en relación con su genética, su dieta vegetariana, con el consumo de soja y de algas, etc.
Minerales, vitaminas, hormonas, etc.
Entre los minerales, además del calcio, es esencial el aporte de magnesio para el sistema nervioso, inmunitario y óseo, siempre acompañados de vitaminas C, D3 y K2 para evitar su acumulación en otros sistemas, el cardiovascular en particular.
Otros minerales esenciales son el hierro, el zinc, el yodo y todo un conjunto de oligoelementos. También lo son los ácidos grasos poliinsaturados omega 3 y 6 (en una proporción equilibrada, cuanto más baja posible).
Después de dosificar las hormonas esteroides (provenientes todas del metabolismo del colesterol, al igual que la vitamina D), un aporte de prohormonas puede ser indicado: la pregnenolona (la abuela de todas) y la DHEA, con efectos positivos a veces espectaculares sobre cuerpo y mente y sin efectos colaterales indeseados.
Muy útil asimismo se revela la prescripción de adaptógenos como la Angelica sinensis (Dong Kuai de la medicina china), la Withania somnífera (Ashwaganda de la medicina ayurvédica), el Eleuterococo (Ginseng siberiano), la Rhodiola, la Maca, y un largo etcétera.
Teniendo en cuenta los posibles desarreglos del ecosistema digestivo, con la frecuente disbiosis e hiperpermeabilidad intestinal, conviene a menudo proponer cambios dietéticos, probióticos y prebióticos para evitar las consecuencias generadas por la insulinorresistencia y el síndrome metabólico, que acarrean trastornos hepáticos (esteatosis, entre otros), riesgo diabético y cardiovascular…
La Fitoterapia
La fitoterapia occidental ofrece además una importante selección de plantas reguladoras y adaptógenas (Salvia, Cimicifuga y Rhodiola por ej.), depurativas (Alcachofa, Diente de León, Rábano negro, Cardo mariano, Desmodium, etc.), regenerativas y muy eficaces sobre los trastornos emocionales (estrés, ansiedad, irritabilidad, depresión, etc) y la alteración del sueño (Melisa, Espino blanco, Pasiflora, Valeriana, Escholtzia, Hipérico, Griffonia, Rhodiola, Azafrán, etc.).
En la estrategia holística para los trastornos de la menopausia, es importante tener en cuenta el ejercicio regular, la gestión del estrés y el trabajo emocional cuando necesario.
Con esa finalidad son útiles las técnicas de armonización psicosomática como el Yoga, el Qi Gong-TaiQi, así como todos los métodos de relajación y de meditación para recobrar o descubrir un equilibrio del cuerpo-mente …
Y siempre, como lo aconsejaba Hipócrates,
“ No intentes jamás curar el cuerpo sin antes haber curado el alma “
Escrito por Dr. Francesco Borella para dDermis.com. Licenciado en medicina y cirugía por la Universidad de Ginebra, Suiza: formado en pediatría y psiquiatría en hospitales de Ginebra; formación especializada en acupuntura, homeopatía, fitoterapia, naturopatia y psicoterapia: miembro docente del IEDM.
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